EL HOMBRE EN LA CUERDA
Últimamente detesto que mamá me lleve al
colegio porque me lleva de la mano, creo que no ha descubierto que soy grande,
que puedo caminar solo por la calle, siempre por el andén, y, miro a ambos
lados de las carreteras antes de cruzar corriendo rápido como ella me enseñó.
Ya tengo siete, soy más alto que los otros niños de mi clase, salto más arriba
y juego mejor al fútbol, ya podría ir solo. Pero me lleva de la mano, y bueno,
yo la dejo, a ella le gusta, siente que me protege, que me cuida, que me salva.
Mamá es la más bonita del mundo porque es alta y los ojos le brillan mucho, se
ríe como si le diera pena y se tapa la boca, pienso que es porque le falta un
diente ¡Qué raro! Cuando yo no tenía un diente no me daba pena, me gustaba
poder tomar con el pitillo sin separar los dientes de arriba y abajo; mamá me
ayuda a hacer las tareas, me cuenta cosas de cuando ella jugaba y los programas
de televisión que veía y sabe de todo. Es mi mamá, la mejor mamá, pero está
triste desde que llegamos a vivir a esta ciudad donde todos corren sin saludar y
los niños no podemos salir a la calle porque a los papás les da miedo.
Vivíamos lejos de aquí, en una casa grande con un patio más grande, teníamos dos perros flacos que iban con Campo y conmigo al colegio, pero él no me daba la mano, me dejaba correr e iba detrás viendo como los perros me perseguían. Campo y Mamá eran felices, ella siempre estaba en casa, no como aquí que me lleva al colegio para ir a trabajar, no sé en qué trabajan las mujeres de la ciudad, solo sé que siempre está cansada cuando llega, me recoge donde la señora Rosa, hacemos tareas y nos vamos a dormir a un cuarto pequeño. Antes éramos felices.
Continuará...
Autor: Juan
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